La mayoría de los casos ocurre entre los 60 y 80 años de edad, y es más frecuente en el género masculino.

Un tercio se atribuye al consumo de tabaco. Otros factores son la dieta rica en carnes, grasa, café́ y alcohol, exposición a radiaciones con fines terapéuticos y factores laborales propios de la industria metalúrgica, en especial la del aluminio, así́ como la exposición al alquitrán de carbón y madera.

Desde la aparición de los síntomas hasta que se establece el diagnóstico, suelen transcurrir cuatro a nueve meses, lo que se retrasa el diagnóstico.

La manifestación más común es la pérdida de peso, le sigue la ictericia (tinte amarillo en la piel y ojos) que, en conjunto con dolor, forman una triada que indica sospecha muy marcada de este cáncer.

Los estudios de imagen son indispensables para apoyar el diagnóstico y para evaluar la extensión de la enfermedad valorar si se puede resecar.

Aunque la cirugía es pilar del tratamiento, los resultados de una estrategia que incluya sólo el procedimiento quirurgico, serán uniformemente malos. Los mejores resultados, aunque todavía modestos, se obtienen con tratamiento combinado.

El tratamiento de la enfermedad metastásica es básicamente paliativo (manejo de los síntomas). La quimioterapia paliativa es una alternativa en sujetos con buen estado funcional.